Documental de observación

Reyna I. Valencia López

«El cacique» es un pequeño corto documental de observación, realizado en la plaza de mercado de chía Cundinamarca. Producido Por: Camilo A Sánchez F – Camila Niño Jiménez

Cuando hablamos de documental de observación, nos referimos a un estilo en el que el realizador tiene como objetivo no intervenir en los sucesos que está filmando. Esta definición puede llevarnos a pensar en una postura fría del documentalista; sin embargo, va más allá de eso. Mientras que los filmes expositivo e interactivo son útiles para la investigación histórica, el documental de observación aborda la experiencia contemporánea; es decir, pretende mostrar escenarios y situaciones reales, poco comunes; en consecuencia, cede el control a los sucesos que se desarrollan delante de la cámara.

Los orígenes de este estilo se remontan a 1956, en el National Film Theatre de Londres. Los directores Karel Reisz y Lindsay Anderson presentaban muestras de películas a las que denominaron “Free Cinema” (Cine Libre); estas obras se caracterizaban por presentar escenas de la vida cotidiana de algunos sectores de la sociedad, generalmente segregados. Un ejemplo de estas piezas es Thursday’s Children -Niños del jueves- (Anderson, 1954); el filme trata sobre una escuela de Reino Unido, que enseñaba a niños sordos a leer los labios en lugar del lenguaje de señas; en consecuencia, se centra en los rostros y gestos de los niños, por lo que fuera de la música y la narración, es prácticamente silencioso.

La forma más genuina del documental de observación evita los registros sonoros artificiales; por ejemplo, comentarios en voice over, sonido extradiegético, musicalización, intertítulos, reconstrucciones y entrevistas; en cambio, se centra únicamente en el denominado sonido diegético; es decir, todos aquellos ruidos que forman parte de los hechos registrados en el filme –aunque la fuente no aparezca en la pantalla–. De esta manera, enfatiza la realidad de lo que se está narrando.

También suele designarse al documental de observación como cine directo o cinema verité (término acuñado por el cineasta francés Jean Rouch en 1947); no obstante, el historiador de cine Erik Barnouw establece una diferencia entre ambas denominaciones: en el cine directo, el realizador sólo asume el rol de observador distanciado; mientras que, en el cinema verité, su rol es de provocador por medio de su participación abierta para precipitar una situación.

Para reforzar el efecto de realidad, las imágenes o situaciones se centran en lugares específicos. Se trata de elaborar una descripción narrativa y exhaustiva; para lograr esa sensación, se hace despliegue de tiempo muerto o vacío: aparentemente no ocurre nada de importancia narrativa; sin embargo, los ritmos de la vida cotidiana quedan registrados.

De esta manera, el documental de observación permite que el espectador eche un vistazo y escuche, casi por casualidad, un fragmento de la experiencia de otras personas. Mediante la presencia de la cámara in situ, puede atestiguar su lugar en el mundo; ver los colores y las formas; percibir las relaciones espaciales entre los individuos y sus posesiones; escuchar la entonación y los acentos del lenguaje hablado en diferentes culturas, etc.

En otras palabras, el documental de observación trata de transmitir una sensación de acceso sin obstáculos ni mediaciones. La persona tras la cámara y el micrófono no capta la atención de los actores sociales ni se vincula con ellos directa o indirectamente; por el contrario, procura ocupar el puesto de un observador ideal, desplazándose entre las personas y a través de los lugares para hallar puntos de vista reveladores. En este sentido, es una inmersión poética, un placer voyeurista.

En la escena contemporánea, el documental de observación podría equipararse a las grabaciones que hacemos con nuestros teléfonos móviles ¿Por qué? Porque en ellas se ponen en evidencia los comportamientos más irracionales de algunos individuos, eventos sociales, fenómenos naturales, conductas graciosas de niños o animales a manera de “cámara escondida”, etc. El acceso inmediato a una cámara nos brinda la oportunidad de convertirnos casi sin darnos cuenta, en documentalistas de observación.

MERCADO DE FUTUROS Mercedes Álvarez 2011. El desalojo de una casa, que se vacía de toda su memoria, unos agentes de bolsa, un congreso sobre liderazgo empresarial, un vendedor del rastro que atesora recuerdos y se resiste a vender, la ciudad entera como espacio virtual de una feria inmobiliaria.


Referencias

  • Barnouw, Erick (1993). El documental. Historia y estilo (Alfredo Báez trad.) Barcelona: Gedisa. (Obra original publicada en 1996)
  • Nichols, Bill (1997) La representación de la realidad, cuestiones y conceptos sobre el documental, Paidós, España, pp. 78 – 92.

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