El arte en el cine

Trabajo realizado con el apoyo del Programa UNAM-DGAPA-INFOCAB Proyecto PB402919

El cine y el arte son dos elementos que están constituidos de modo natural, es decir, no puede existir el primero sin el otro, de ahí que se le califique como el arte cinematográfico o el séptimo arte. Esta última categoría nace del encuentro entre el cine y las bellas artes: la literatura, arquitectura, las artes plásticas, la música, el teatro y la fotografía. Es un arte hipertextual y multimedia, que necesita de todos los soportes y manifestaciones artísticas para hacerse notar y expresar. Incluso ahora, el arte cinematográfico se ha ido adaptando al campo del arte digital, el sonido, el texto, las imágenes fijas y en movimiento y también de la robótica, la electrónica, la animación y la virtualidad.

Pero lo más destacable, en este ámbito, son sus posibilidades expresivas propias que le han otorgado la creación de un lenguaje propio y estilos que han diversificado su poder comunicativo. El arte cinematográfico no consiste en completar prácticas ya clásicas, sino en proponer situaciones creativas, expresivas e interpretativas inéditas. El hecho, de que existan cineastas con un estilo artístico propio y que éste los haya sublimado a la figura de “artistas” al nivel de Rembrandt, Kandinsky, Cézanne, Picasso, Degas o Kahlo; es lo que por antonomasia dota al cine de su cualidad estética.

El cine de Griffith, Meliés, Welles, Fleming, Fellini, Hitchcock, Bergman, Truffaut, Godard, Kurosawa, Gavaldón, Allen, el “Indio” Fernández, Argento, Lee, Kar-wai, Cronenberg, Nolan, Lurhmann, Barda, Spielberg, Scorsese, Lucas, Burton o Bigelow, son muestras incesantes de que el cine puede ser un instrumento y un dominio artístico particular. Se puede afirmar que el arte cinematográfico es conmutativo ya que asegura una perpetua transposición dinámica de los elementos de un arte hacia otro. Los elementos con que trabaja el cine son siempre heterogéneos y complejos. Así, las proezas cinematográficas pueden utilizar simultáneamente procedimientos estilísticos e interacciones que se manifiestan a través de diferentes soportes o medios.

El séptimo arte está hecho de cruces de toda clase. Siempre propone lenguajes heterogéneos, una mezcla de lo material y lo inmaterial, de lo palpable y lo intangible. Recordemos esas majestuosas escenografías del cine péplum, verdaderas obras arquitectónicas como en Cabiria (1914) o una creación de algo inmaterial, programado con elementos digitales, como sucede en El señor de los Anillos (2001). Esta combinación es, sin duda alguna, uno de los aspectos más interesantes del arte cinematográfico, porque no solo rompe con las barreras tradicionales entre las diferentes artes, sino que también introduce el enfoque artístico en áreas que hasta ciertos momentos habían estado alejados.

Y no podemos olvidar los contenidos. Gracias al cine, nos hemos acercado a las historias maravillosas de personajes, hombres y mujeres, que han regalado su vida al mundo de las bellas artes. Igual hemos visto a Shakespeare (Shakespeare apasionado, 1998), Mozart (Amadeus, 1984), Miguel Ángel (La agonía y el éxtasis, 1965), Vincent van Gogh (Loving Vincent, 2017), Gabriel Figueroa (Miradas múltiples, 2013), Pablo Neruda (El cartero, 1994), Pina Bausch (Pina, 2011) Orson Welles y Herman J. Mankiewicz (Mank, 2020) o a Rosario Castellanos (Los adioses, 2017).

Es por ello que, El chicle en la butaca, en este número, homenajea la relación intrínseca del cine y el arte… del arte y el cine.